domingo, 30 de agosto de 2009

India vegetariana en el microcentro

Almuerzo, delivery y catering a precios económicos.
Por Loyds.

Ariel Blanco es argentino, pero de muy joven abrazó la cultura hindú. Vegetariano al igual que sus hijos, cocinero y masajista ayurvédico, vivió 5 años en India y a su regreso, en 1997, heredó un local familiar en la Galería Embassy, frente a la plaza San Martín. Allí instaló Tulasi, pionera en la comida india en Buenos Aires, desde donde brinda almuerzo vegetariano a oficinas céntricas con su delivery y dicta clases personalizadas de este arte culinario. Ofrece además un económico servicio de catering y vende comida para llevar, entre la que destacan sus pikles con masala y sus gulab jamun. También se puede comer en el prolijo y pequeño local, dispuesto a modo de almacén, con 6 mesas en el interior y otras 3 en la galería. Su menú es barato y variado y ofrece, además de los platos típicos, otros aggiornados (aunque siempre vegetarianos y con un toque oriental) para aquellos neófitos que quieran empezar con unos canelones, una ensalada o un plato de pasta. Aunque todo es singularmente sabroso en Tulasi, merece destacarse el talhi, un combinado de 5 preparaciones compuesto de kofta (albóndiga vegetal con curry), dahl (lentejas con tomates salteados), palak panir (espinacas y acelga estofadas con queso indio), raita (ensalada con yogur y masala) y subzi (vegetales mixtos con gran masala). Los postres, verdaderas delicatessen, son para probarlos todos, aunque lo mejor sean las bolitas de leche condensada con frutos secos, que hacen total justicia a su nombre: simplemente maravillosas.



Tulasi queda en Marcelo T. de Alvear 628, local 28 (Galería Embassy).
Abre de lunes a viernes de 10.30 a 16. Tel: 4313-4026.
(publicado en el Suplemento Radar de Página 12, el domingo 5/7/09)
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viernes, 28 de agosto de 2009

Cronología de un desborde

A partir del concepto de panóptico, esa cárcel de máxima seguridad ideada por el filósofo inglés Jeremy Bentham y popularizada luego por Michel Foucault, consistente en una torre central de vigilancia rodeada de una circunferencia de celdas cuyos prisioneros tienen la impresión de ser observados constantemente, Ciudad Cultural Konex presenta esta cronología que plantea la anulación del sujeto en un marco social controlado compulsivamente hasta la alienación.
Abordada conceptualmente desde lo audiovisual, en su inicio ya la obra interpela a un espectador que difícilmente salga indiferente de esta original experiencia. La interminable sucesión de imágenes, acompañada constantemente por música de los estilos más diversos, transmite una sensación de velocidad abrumadora característica del mundo posmoderno, mientras seis actores semidesnudos se limitan a expresar la desesperación de los personajes únicamente con sonidos guturales.
La pantalla va entregando íconos que conducen a la idea de una sobresaturación en la información y de lo efímero de las cosas, a la vez que aparece y desaparece ese enorme ojo opresor que todo lo ve y, por su parte, el hombre nunca logra verse a sí mismo.
Miedo, culpa y dolor son los tres títulos escogidos para dar paso a la representación de esta búsqueda sin fin hacia la esencia interna de un sujeto teledirigido, que ni siquiera es capaz de percibir que, entre tanto, una gruesa gota cae ininterrumpidamente sobre su cabeza, a modo de tortura, de muerte lenta. Del ácido enfoque de la obra no saldrán indemnes ni la familia, ni la religión (el video que presenta a los distintos símbolos religiosos como siniestros engranajes maquínicos no tiene desperdicio).
Es entonces la propuesta dinámica y profunda, además de original, y da paso a la inevitable reflexión acerca de la incomunicación en las relaciones humanas: el hombre ciego, culposo y acomplejado se deja llevar de las narices por un enorme e invisible aparato de dominación. Y después está el vacío.

Ciudad Cultural Konex. Sarmiento 3131.
Viernes 21 hs.
(publicado en La Guía del Ocio en Buenos Aires)

miércoles, 26 de agosto de 2009

Tickets on sale para el show en Baires

27 de noviembre. Estadio Geba.
A la venta el próximo jueves 27 de agosto.
Para comprarlas, acá.

lunes, 24 de agosto de 2009

El secreto de sus ojos

El director Juan José Campanella vuelve a juntar en su última película a la pareja de la recordada El mismo amor, la misma lluvia: Ricardo Darín (su actor fetiche) y Soledad Villamil. Sólo que lo hace esta vez en un film distinto, mucho más oscuro que aquellos a los que nos tenía acostumbrados. Darín, desde hace rato el mejor actor argentino en pantalla grande, encarna casi sin fisuras a Benjamín Espósito, un personaje más cercano al críptico protagonista de El aura, del desaparecido Fabián Bielinski.
Espósito es un ex empleado judicial que a su retiro no encuentra la forma de lidiar con su tiempo libre y, encontrándose solo y atormentado por su pasado, decide ajustar cuentas con la escritura de una novela. Así se sumergirá nuevamente en un caso que nunca llegó a obtener justicia y se confrontará cara a cara con todos los que fueron parte de la historia. Su ex jefa Villamil, convertida en una señora jueza, su ex compañero asesinado Sandoval, compuesto por un Guillermo Francella estupendo, que sigue sorprendiendo y parece no tener techo, encargado de dotar a la cinta de esas cuotas del humor característico de Campanella (otrora a cargo del entrañable Eduardo Blanco) y una víctima no tan convincente interpretada por Pablo Rago.
Mientras logra ensamblar con solidez la actualidad con flash backs que retrotraen al caso original en 1974, el director va fijando la cámara en interesantes primeros planos (sobre todo en los ojos de sus actores) y repasando distintas circunstancias de un pasado nacional dramático y reciente. Está bien lograda la ambientación de la época (la escena en la cancha de Racing es imperdible), la recreación del espacio tribunalicio y el ida y vuelta entre Darín - Francella y Darín - Villamil, que nunca terminan de sincerarse del todo entre ellos. No tanto el avejentamiento de Rago en la parte de actualidad, lo que tampoco ayuda a afianzar su personaje.
Una película que seguro hay que ver, porque sobrevuela el olvido, la violencia, la muerte, la venganza, la añoranza y el amor. En pocas palabras: la vida misma. Y muy bien lo hace. Como yapa, el final, por lo inesperado, sorprenderá a más de uno. Una película para disfrutar, para reflexionar y para recordar.

sábado, 22 de agosto de 2009

Mal de muchos consuelo de tontos

La ceremonia de entrega de los Martín Fierro, transmitida el miércoles pasado por América a lo largo de ¡6 horas! (mucho agradecimiento, mucho cholulo dando vueltas, ¡un premio a la mejor vestida!) da lugar a muchas reflexiones.
En primer lugar: ¿tienen algún valor estos galardones cuando da la sensación de que la repartija tiende a dejar a todos contentos?
Pareciera que tuvieron que inventar nuevos premios, como el Martín Fierro de platino, supuestamente votado por el público, aunque sólo se difundiera a la ganadora (que se olvidó de agradecer a la gente que la votó), omitiendo el resultado concreto, y el premio a la trayectoria.
La pregunta es: ¿el año que viene qué van a hacer? ¿un Martín Fierro de diamantes? En fin. Todos contentos y todos con sabor a poco, a excepción de la despótica señora de los almuerzos. Sí, ya sé, es una eminencia de la televisión, pero ¿le da derecho eso a comportarse tan pedantemente, incluso con su propia familia?
El salomónico equilibrio para no fastidiar a los grandes divos se dio con precisión matemática, escribió Pablo Sirvén. Nada más cierto. Susana (algo fastidiada, ¿esperaba más?), Tinelli (ya cansa su personaje emocionado) y Mirtha (con yapa) pudieron irse a casa con su par de estatuillas en mano. En esta edición, hasta las ternas (que en algunos casos abarcaban a 5 o 6 candidatos) apuntaron a la satisfacción de todos los presentes. Y fue tal la multicandidatura que hasta los conductores estaban nominados y los presentadores invitados casi que salían de su segmento a recibir un premio. Un papelón.
Sorprendieron los varios premios de Canal 7 y los pocos para el 13. Gobierno vs. Clarín: Aptra, ¿de qué lado estás? Al margen, Capusotto la sigue rompiendo y vuelve renovado a fin de mes. Un auténtico monstruo, que junto al talentoso Sebastián Ortega fueron los únicos que cayeron vestidos como siempre, como son todos los días.
Para celebrar los premios de Todos contra Juan, una apuesta novedosa y original para la televisión, aunque ¿Gastón Pauls les ganó a Julio Chávez y Norman Briski? Dios mío. Merecido lo de Jorge Marrale: ¿Facundo Arana estaba nominado? Doble dios mío, podrá ser un gran tipo (parece que todo el mundo lo quiere) pero como actor... Merecidísimo lo de Carlos Portaluppi, un groso en todo sentido, tanto físico como actoral. También lo de Diego Ramos, Gladys Florimonte y Solita Silveyra.
Gasalla y Francella son dos capos, ganaron por afano y ni fueron a recibir el premio. Claro, estaban en el teatro, son actores tiempo completo. Otro que estaba en el teatro era Suar, por suerte para él, porque no ligó casi nada. Telefé tuvo las de ganar y Villarruel demostró que es un manipulador de los medios, hasta los que él no dirige.
Los histriónicos protagonistas de los exitosos Pells, Carla Peterson (cada día más linda) y Mike Amigorena (cada día más raro) tuvieron su merecido también, porque la rompieron en un formato antes desconocido. Aplausos para ambos.
El premio cultural para Ver para leer fue una satisfacción personal (amo ese programa). Aplausos también para Sasturain entonces. Vidas robadas fue más venerada por su temática que por la historia en sí (me refiero al guión, a lo ficcionado del asunto), por eso más que nada parecía cantado el asunto del oro. Más allá de eso y de ciertos actores (Mabel Manzotti, Portaluppi, Solita, Marrale), la novela y otros de sus protagonistas (Arana, Gil Navarro, Antonópulos) no me parecieron gran cosa.
Demasiado homenaje para Tinelli (que pareció llegar justo para los premios...), un gran conductor aunque personalmente no me guste nada, y para Mirtha, que prácticamente no tiene audiencia. Demasiado pocas las sorpresas, más allá de Capusotto (que ya no es sorpresa), Todos contra Juan y alguna otra. Demasiadas pretensiones de glamour. Demasiado larga (y poco rigurosa) la entrega. Demasiado chata la imagen de todo el mundo televisivo yéndose con un gauchito en el bolso.

jueves, 20 de agosto de 2009

La cultura del entretenimiento y la tecnología

En un principio, desde hace unos cuantos años, las opiniones que vuelcan los fanáticos de algunos programas de ficción en los distintos foros de discusión de la Red resultan muy útiles a productores y guionistas para orientarse a la hora de continuar con alguna línea argumental de la historia, para dar por terminada otra o para empezar a pensar en alguna nueva. Lo mismo ocurre con los comentarios que consiguen generar algunos personajes de ficción (o los actores que los interpretan en la pantalla chica) a la hora de medir la popularidad y el consiguiente crecimiento que pueden llegar a tener en la estructura del programa.

(de la nota la pantalla chica se hace en la web, publicada en La Nación de ayer)

martes, 18 de agosto de 2009

Vienna Piano Trio en el Mozarteum

Integrado por su creador Wolfgang Redik (violín), Matthias Gredler (violoncelo) y Stefan Mendl (piano), el Vienna Piano Trio brindó esta noche un concierto exquisito ante un Teatro Coliseo repleto. Es cierto que el programa elegido no pudo haber sido más apropiado, pero el virtuosisimo exhibido en su ejecución por estos tres enormes músicos fue retribuido con interminables aplausos por un público extasiado.
La velada comenzó con el Trío all'ungherese en Sol Mayor, de Haydn. Su primer movimiento, Andante, fue transmitido con perfecta armonía y total serenidad, incluso en sus gratos cambios de ritmo, a través de la preeminencia del piano de cola de Mendl. Acto seguido el Poco Adagio brindó, a manos de Redik, un violín plagado de equilibrio, a modo de romanza y, para finalizar, en el último movimiento fue el turno de Gredler de lucir su violoncelo, en un poderoso Rondó all'ungherese mayormente difundido en forma independiente.
El Trío en Sol Menor de Smetana, tal vez la obra menos conocida, constituyó una bellísima sorpresa. De una expresividad conmovedora, su primer movimiento, Moderato assai, comienza con un aire algo fúnebre (el creador compuso esta obra tras la muerte de su pequeña hija Bedriska, a los 4 años), para luego elevarse, como quejándose, y dar paso a distintos solos de violín y piano, que acaban ensamblándose en forma triste pero impecable. El allegro ma non agitato que le sigue, más vivaz y unificado orquestalmente, recuerda a algo de Piazzolla y fue abordado por los intérpretes con un elegante ajuste rítmico. El Presto del cierre, llevado prácticamente al límite, fue guiado por el piano de Mendl, con sus pausas y cambios de ritmo, hasta el clímax, hasta el embate final.
La noche terminó con el Trío en Do Menor, Op. 66 de Mendelsohn, una obra plagada de romanticismo que fue ejecutada de manera excelente por el conjunto. El piano inicial del Allegro energico, arrollador e interminable, confirmó a Mendl como un prodigio. Inmediatamente después, en el Andante espressivo, éste guió con su instrumento, más quedo, a sus compañeros, entablando entre ellos un diálogo perfecto. El Molto allegro, que despertó en la audiencia reminiscencias de "El sueño de una noche de verano" resultó sencillamente maravilloso, con entradas fuertes y vertiginosas. Y el movimiento final, Allegro appassionato, casi poético, confirmó que Mendelsohn siempre estuvo "rodeado de hadas" y que esta vez, los encargados de traerlas a Buenos Aires fueron los integrantes de una agrupación brillante en todos los sentidos: el Vienna Piano Trio.

domingo, 16 de agosto de 2009

El Batman de Christopher Nolan: The Dark Night

En la segunda parte, The Dark Night, Batman deberá enfrentarse con un temido Guasón interpretado en forma impecable por el desaparecido Heath Ledger (merecidísimo Oscar). Con la ayuda del teniente Jim Gordon (Gary Oldman) y el fiscal Harvey Dent (Aaron Eckhart), se propone desmantelar las organizaciones criminales que infestan las calles de la ciudad. Pero el archienemigo, compuesto con mayúsculas por Ledger, colocará al protagonista de cara a más de una tragedia que no le resultará fácil afrontar.
Esta vez el guión es más sólido y plantea el duelo del hombre murciélago con un Guasón que ha puesto precio a su cabeza, para devolver a Ciudad Gótica la impunidad criminal que supo gozar tiempo atrás. Mientras enfrenta a los mafiosos de turno, Batman deberá asimismo velar por su propia vida y, en especial, por la de su entorno.
La secuencia inicial, toda una declaración de principios, ya nos da la pauta de la bizarra personalidad del Guasón, un temible inmaduro plagado de tics, de complejos de niño y de un humor insano que lo lleva a las acciones más hilarantes.
Muy sólido de nuevo Bale, que tendrá que lidiar no sólo con la brillante encarnación del maltrecho actor australiano, sino también dar batalla a Dos Caras, un fiscal de distrito que, de paladín de la justicia pasará a convertirse en un terrible villano poseído por la venganza, y que encuentra en el actor Aaron Eckhart un dominio perfecto de la bipolaridad de su personaje.
El director vuelve a sorprender, apoyado esta vez en un presupuesto probablemente más amplio, si tenemos en cuenta las distintas locaciones a lo largo y ancho del planeta (desde Hong Kong a Chicago, a lo James Bond) y los, una vez más, logrados efectos especiales.
El final, pesimista e inesperado, dejará al héroe en una especie de cul de sac solitario, convertido en perseguidor perseguido aunque, obvio es decirlo, dejará también una puerta entreabierta que seguramente dará paso a la próxima aventura.

viernes, 14 de agosto de 2009

Platos clásicos y espacio moderno

Un nuevo restaurante indio ideal para una cita.
Por Loyds.

Frente a la mítica Nave Jungla, bizarro espacio contracultural que brillara en los ‘80 con sus famosos enanos, abrió sus puertas el Taj Mahal, un moderno restaurante que cuenta con una planta baja en diferentes niveles y un segundo piso más íntimo. De sus paredes cuelgan pantallas que emiten videoclips o películas indias musicalizadas, las luces son bajas y la base de la barra está iluminada de rojo. El lugar es espacioso, cómodo e ideal para una cita. Sus dueños, Bharat o Lalid, son de Mumbai y supervisan todo mientras un mago o una tarotista recorren las mesas entreteniendo a clientes en su mayoría jóvenes. La carta es muy variada y contiene los platos típicos de la zona. Entre las entradas destaca el Taj Mahal special mixed grill, trozos de pollo, pescado y cordero marinados con yogur, cilantro, ajo y especias (para dos). Los platos centrales más recomendables son, para los vegetarianos el shahi paneer makhani, una variedad de quesos tipo tofu en salsa masala o el daal makhanwala, lentejas cocinadas durante toda la noche con crema y especias, y para los carnívoros el muglai biryani, un aromático arroz basmati con cordero y guisantes. Entre los postres, no faltan los típicos gulab jamun, gajar halwa y badam kulfi. La oferta de vinos es muy amplia y puede beberse nimbu pani (típica limonada) o té de la India, aunque lo más atractivo para después de comer sea degustar los cócteles bautizados con los nombres de las ciudades indias, que el barman sirve directamente en la mesa.

Taj Mahal queda en Nicaragua 4345
Abre de lunes a sábados por la noche. Tel: 4831-5716
(publicado en el Suplemento Radar de Página 12, el domingo 5/7/09)
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miércoles, 12 de agosto de 2009

Entre el sentimiento y el qué dirán

La versión argentina de Gorda, esa gran obra del estadounidense Neil Labute, aparece muy afilada, no sólo por la calidad general de sus intérpretes, sino también porque el director Daniel Veronese le imprime una mirada local, contemporánea y perfectamente reconocible en nuestra sociedad.
Dividida en siete actos concatenados mediante la acertada escenografía rotatoria de Alberto Negrín, la historia transcurre a partir del encuentro casual entre Tommy y Helena: él caerá cautivado por la personalidad de esa chica distinta, en todo el sentido de la palabra, a lo que estaba acostumbrado.
A partir de allí deberá lidiar con los prejuicios propios y de su entorno laboral, que lo llevarán de aquí para allá en una oscilación emocional interminable. Y los rutilantes y crudos diálogos, si bien parten encarados desde el lado cómico del asunto, seguramente dejarán pensando a más de uno.
Es impecable el trabajo de Goity, sobre todo en lo humorístico. La Helena de la catalana Mireia Gubianas está llena de gracia y desparpajo y el oficio de Jorge Suárez le sobra para encarnar a su frívolo oficinista. Y María Socas, si bien con algún desajuste, logra completar un elenco casi sin fisuras en una puesta magnífica.

Paseo La Plaza. Av. Corrientes 1660.
Mié, Jue y Dom 20.30 hs. Vie y Sáb 20 y 22 hs.
(publicado en La Guía del Ocio en Buenos Aires)

lunes, 10 de agosto de 2009

El Batman de Christopher Nolan: Batman Begins

Para aquellos fóbicos a las pandemias, las crisis, el frío y otros avatares, una buena opción es quedarse en casa viendo películas. El contexto es perfecto, por ejemplo, para abordar la última saga de Batman, una detrás de la otra. Porque, ¿qué mejor para un buen encierro que clavarse una saga así, de movida, onda El Padrino I, II y III o todas las Star Wars? Me dirán que ver Lost o 24, pero a mí no me gusta promover ese tipo de adicciones. En fin, las películas que trajeron de regreso al hombre murciélago en el cuerpo de Christian Bale lo presentan luchando contra el crimen en una Ciudad Gótica filmada en forma más intensa y personalizada y hacen que merezca la pena echar un vistazo a un Batman que sigue gozando de buena salud.
Tal vez no se entienda del todo el componente oriental (tan trillado ya) al inicio de la primera parte, en un exilio que no encuentra la justificación necesaria en el relato, pero sí constituye un acierto, por su originalidad y su bien lograda osadía, la creación de un personaje protagónico más sensible y humano, pese a que la explicación racional de su advenimiento en Batman (atribuida a un ataque de murciélagos sufrida en su infancia) tampoco resulte reveladora.
Batman Begins consigue acercarse más a la raíz interior del miedo, la sombra, la oscuridad del cómic original que sus predecesoras (a cargo de Tim Burton y Joel Schumacher), ofreciendo un Batman atormentado por su pasado, en busca de una venganza curativa que lo haga dejar atrás la muerte de sus padres. Así, luego del mentado exilio en Oriente, Bruce Wayne (o Bruno Díaz) regresará a Ciudad Gótica y comenzará a lidiar con su sorprendente (hasta para él mismo) doble identidad de multimillonario frívolo y restaurador del orden. En el camino, se encontrará con que su antiguo maestro es, ahora, también su principal enemigo.
Rodeado de actores notables como Michael Caine (Alfred), Morgan Freeman, Gary Oldman y Liam Neeson (su malo es buenísimo, pese a cierta debilidad en el guión en este aspecto), el británico Bale entrega una actuación muy sólida que, sumada a los espectaculares efectos especiales, convierten a la película en una nueva y alentadora posibilidad de adentrarse en esta mítica historia.
El escenario, por su parte, es presentado por Nolan de manera oscura y trágica, por momentos hasta aterradora. El director parece no tener ningún apuro para desarrollar cada una de las situaciones que presenta la historia, subrayando las dualidades y opuestos de cada personaje y concediendo también su momento de lucimiento a los consagrados Freeman, Caine, Neeson y Oldman. Una fresca y valiosa oportunidad, entonces, para retomar las aventuras del hombre murciélago.

sábado, 8 de agosto de 2009

Pizzerías míticas de Buenos Aires

La variedad gastronómica que puede encontrarse en Buenos Aires a raíz de su diversidad inmigratoria, es inagotable. Y el predominio italiano, en ese sentido, ha dejado su impronta en algunas pizzerías ya míticas de la ciudad.
Agustín Banchero llegó de Génova en 1893 e instaló una panadería en La Boca. En 1932, su hijo Juan abrió la pizzería Banchero, punto de encuentro de personajes como Quinquela Martín, Luis Sandrini, Tita Merello, Juan Manuel Fangio y la mismísima Evita. Al día de hoy sigue ofreciendo en la esquina de Almirante Brown y Suárez (con sucursales en el centro y en Once) su espectacular invención: la fugazza con queso.
Una parada obligada en Avenida Corrientes es Las Cuartetas. Por allí han pasado también muchas personalidades (dicen que era la preferida de Diego Maradona). Uno de sus habitués era el poeta Alberto Vacarezza que, mientras cenaba o almorzaba, escribía cuartetas (versos con rima) que eran servidas junto con los postres. Por ello se hizo conocida como "la casa de las cuartetas" y terminó adoptando ese nombre.
Otro clásico de la ciudad es El Cuartito, en la calle Talcahuano, fundado en 1934. La interminable colección de afiches que cuelgan de sus paredes da cuenta de la historia deportiva y cultural del siglo XX porteño. Y su fugazzeta y su napolitana son sencillamente únicas.
Sobre Corrientes no podemos olvidarnos de Güerrín, que prepara una de las más sabrosas pizzas y fainas de Buenos Aires. Lugar ideal para comer a la salida de un teatro, al paso, de parado en las barras instaladas al efecto. Muy recomendable la especial güerrín acompañada de un moscato.
Otra que recibe extranjeros y muy ilustres, es Angelín. A su local, un rectángulo alargado en Avenida Córdoba casi Juan B. Justo, lo llevaron a Frank Sinatra en el '81 y sigue siendo la escala preferida de Robert Duvall. "Somos los únicos que seguimos haciendo pizza de cancha -jura Gustavo Pintos, su dueño-. La canchera era una pizza de 16 porciones que se vendía fría antes del partido y sólo tenía tomate y condimentos".
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(publicado en La Guía del Ocio en Buenos Aires)

jueves, 6 de agosto de 2009

Viernes de cuentos


martes, 4 de agosto de 2009

Destino: Cañuelas

Poniendo rumbo al Noroeste de la Provincia de Buenos Aires, saliendo por la Ricchieri hasta el inicio de la autopista Ezeiza - Cañuelas, se llega a destino en unos 45 minutos. Luego de la rotonda que aparece no bien acaba la autopista, los 1500 metros que siguen sobre la ruta 205 hasta la entrada a Cañuelas están plagados de parrillas (sobre mano derecha) que ofrecen todo libre a unos $ 40, entre las cuales destaca La Querencia, probablemente la más concurrida y pintoresca. En la glorieta que oficia de acceso a la ciudad se lee un enorme cartel que reza: "Cañuelas: tierra de oportunidades".
Viven allí unas 45.000 personas, sus calles son tranquilas y apacibles, sus casas bajas, abundan las motos y las bicicletas y en los margenes uno se cruza también con los paisanos a caballo. Cañuelas fue bautizada así por los primeros expedicionarios españoles que llegaron e identificaron a la flora de la zona, la espadaña, con una planta silvestre ibérica llamada "escañuela". La urbe fue creciendo poco a poco en torno a la parroquia de Carmen de las Cañuelas (1818) y formalmente fundada en 1822. La iglesia, que comenzó siendo un ranchito de barro y paja, fue finalmente construida en 1866, pero debió ser demolida en 1977. Años después, en 1980, fue reemplazada por una edificación más moderna, aunque afortunadamente se pudo conservar el campanario de la estructura primigenia, por haber sido construido por detrás de la nave.
El ingreso desde la ruta 205 se hace a través de la calle principal: Libertad, que conduce hasta la plaza San Martín, frente a la cual se encuentra la iglesia. Pero vale la pena detenerse en la primera esquina, sobre la ruta, porque allí está el restorán y hotel 5 hermanos fundado por el italiano Emanuel Capistrano, una fonda de las de antes, con sus manteles de hule, donde hacen unas empanadas fritas, de esas que chorrean, que son imperdibles. Como plato fuerte, vale la pena probar cualquiera de las variadas pastas caseras con estofado. Los precios, además, son baratísimos.
Avanzando por Libertad, la calle se va tornando más céntrica a medida que se acerca a la plaza central, con cafés, bancos, comercios y servicios de todo tipo a cada lado. Rodeando la plaza, se ve a la izquierda de la iglesia el palacio municipal (con una réplica de la pirámide de mayo en la esquina) y a su izquierda un bello edificio que alberga a la Escuela N° 1, con una fachada de líneas clásicas realmente imponente. En diagonal, sobre la calle Lara, se halla el cine - teatro Cañuelas, cuya acústica dicen es muy apreciada, que data de 1938 y que alberga la mayoría de las actividades culturales de la ciudad junto a la galería Pedro Peredo. Otros edificios circundantes pertenecen a la Sociedad Italiana, con su fachada de 1890, a la Asociación Vasca, a la sede central del Cañuelas Fútbol Club (que milita en la primera C), a la biblioteca popular Domingo Faustino Sarmiento y al Museo y archivo histórico de la ciudad.
A pocas cuadras del centro, sobre la calle Rivadavia al 400, donde hoy está la escuela 32, estaba emplazada la fonda de Machicotte que, según cuenta la leyenda, era frecuentada por Juan Moreira. Y en Alem y San Vicente se encuentra el bar Los Amigos, de 1942, el único que conserva su estilo, sus muebles y hasta sus bebidas originales. Alejándose un poco más, en el barrio Las Costas, funciona el Polimuseo JC, que recrea una pulpería antigua e ilustra los orígenes de Cañuelas a través de utensilios, muebles, faroles, etc.
Retomando Libertad al dejar la plaza, la calle termina en la estación del tren que también es una belleza. Doblando hacia la izquierda se sale a la ruta 3. Apenas cruzar la vía, justo frente a una estación de servicio, está el restaurante KM 64, otro clásico de la zona, famoso por sus buñuelitos de acelga y cuyas pastas también son deliciosas. Un poco más adelante, cuando los campos verdes empiezan a invadir el paisaje, sobre la rotonda del kilómetro 72 baja un camino de tierra a la izquierda que conduce al Club de Planeadores de Cañuelas, donde se puede hacer un vuelo bautismo por sólo $ 130. Y créanme, vale la pena la experiencia, la paz y el silencio que se encuentran allá arriba no son cosa de todos los días.

domingo, 2 de agosto de 2009

Bodega Ruca Malén

Vinos con estilo, elegancia y distinción.
Por Loyds.

Argentino, pero de clara ascendencia francesa, el ingeniero civil Jean Pierre Thibaud nació hace más de 80 años. Fue ejecutivo del Banco Francés, el Banco Mundial y las empresas Acindar y Loma Negra. Luego de dirigir durante diez años los destinos de Chandon, en 1998 decidió hacer realidad el sueño de la bodega propia. Junto al francés Jacques Louis de Montalembert crearon Ruca Malén (en lengua mapuche: “la casa de la joven”), al pie de la cordillera de Los Andes, en Mendoza.

Hace diez años que la bodega se dedica a la elaboración de vinos de excelencia, basados en el conocimiento pero, por sobre todo, en la pasión. En la actualidad comercializa los vinos Yauquén, Ruca Malén y Kinién, que pertenecen a los segmentos de $ 20, $ 40 y $ 90 respectivamente. El 45% de su producción se exporta a destinos internacionales, entre los que destacan Estados Unidos, Brasil, Inglaterra, Francia, Holanda, Uruguay, Canadá, México, Perú y Eslovenia, entre otros.

Entrevistamos a Monsieur Thibaud, quien se define a sí mismo como un adicto al trabajo y desde sus oficinas en Barrio Parque, sostiene que el más claro objetivo de su bodega fue siempre la alta calidad enológica.

¿Es cierto que no tomó vino hasta los 66 años y que al hacerse cargo de Chandon no sabía prácticamente nada del rubro?

Es absolutamente cierto. La verdad es que le escapaba a todas las bebidas alcohólicas, convencido de que mi hígado no resistiría, porque había sufrido una crisis muy leve a los 22 años. Mi padre, francés, apreciaba el buen vino y tenía una linda colección en el sótano, que me tocó terminar cuando descubrí que era placentero tomar vino. Cuando me hice cargo de Chandon ignoraba todo del vino, pero gracias a las constantes degustaciones a que me sometían mis colegas de la bodega, corregí esa falencia.

¿Cómo llegó luego al sueño de la bodega propia?

Cuando me jubilé de Chandon, había descubierto lo apasionante que es esta industria. Un colega del directorio de Chandon, Jacques Louis de Montalembert, gran amigo mío y experto en materia de distribución de bebidas que dirigía, en aquel entonces, los destinos de Quilmes, fue quien me propuso crear una bodega entre los dos. No vacilé para nada, aunque no teníamos viñedos, ni bodega ni organización para vender y distribuir la producción futura, que es lo más importante. Pero, con entusiasmo y algo de inconsciencia, nos tiramos al agua.

¿Qué aspectos prioriza Ruca Malén al momento de elaborar sus vinos?

Soy un fanático de la calidad. Desde el primer día, traté de orientar la bodega hacia vinos de calidad. Tuvimos la suerte de lograrla con la primer cosecha: pocas botellas, pero realmente sobresalientes, que llamé "Grand Cru", apodo que tuve que cambiar por "Kinién" (el único), ante las críticas por haber tomado un nombre reservado para los grandes vinos de Borgoña o de Burdeos.

A partir de la incorporación del enólogo Pablo Cúneo en 2007, ¿ha logrado la bodega un vino de mayor calidad?

Sin duda alguna. Encontré en él a un enólogo aún más apasionado que yo para lograr grandes vinos. Además, es un ingeniero agrónomo que sabe que el 100% de la calidad del vino está en la uva y cuida los viñedos propios y ajenos con un cariño comunicativo. Es tal esa pasión que cuando llegamos a la bodega, siempre me lleva primero a ver el viñedo para explicarme los trabajos en curso y sugerirme mejoras. Tener un enólogo que cuida así del viñedo es el sueño de todo dueño de una bodega.

Por otra parte, hacer un vino de calidad es una inversión a largo plazo: por lo menos 2 años entre el momento en que entra la uva y el de sacar la botella al mercado, muchas veces 3 años. Pablo entró con nosotros hace 2 años, sus vinos de alta gama están terminando de madurar. Y realmente reflejan lo que yo esperaba de ellos. El Malbec y el Cabernet Sauvignon estarán en el mercado recién a fin de este año. Otros, como el Petit Verdot y el Syrah, bastante antes.

¿Cómo está el mercado argentino hoy?

El mercado argentino está empezando a sufrir los efectos de la recesión mundial. Hay menos turistas, que son importantes para nosotros porque los precios de los buenos vinos argentinos no los asustan y porque, de vacaciones, beben más fácilmente una buena botella. Y también porque la mayoría ha oído hablar del vino Malbec, todavía poco conocido para ellos. Por curiosidad, primero lo quieren probar, y luego lo toman porque les gusta.

Nuestra estrategia, cuando iniciamos la venta, fue cuidar los restaurantes, lo que se llama el canal de botella abierta, para que se conociera nuestro vino. El resultado es, tal vez, que ahora sufrimos un poco menos que el resto de nuestros colegas.

¿Cómo ve el futuro de la bodega? ¿Piensa retirarse algún día?

Veo el futuro con optimismo, en particular porque vamos a privilegiar el mercado de exportación. Hoy estamos vendiendo la mitad de la producción en el mercado interno y exportamos la otra mitad. Hasta ahora hemos privilegiado el mercado doméstico. Pero nuestros volúmenes de producción son pequeños en relación a lo que pueden absorber los Estados Unidos u otros grandes mercados. Y nuestros colegas siguen teniendo tanto éxito con los mercados extranjeros que no tenemos dudas de poder crecer nosotros también. Además, como lo dije antes, la calidad de nuestros vinos está dando un gran salto este año, lo que favorecerá la venta.

En cuanto a retirarme, sí, todos nos tenemos que morir, algún día. Se trataría de un retiro definitivo. Por el momento, por pura cortesía, mis colegas en la empresa me quieren hacer creer que todavía puedo aportar algo. Y como me divierte lo que estoy haciendo, me dejo convencer, tal vez demasiado fácilmente.

(publicado en el nro. de abril / mayo de la Revista Buen Ayre Recoleta)